El pasado 4 de septiembre, los vecinos de la calle Mar Rojo, en la colonia Lindavista, fueron testigos de un acto insólito: un ratero decidido arrancar un árbol de mango que un residente había sembrado con esmero y se lo robó.
El árbol, que había crecido en medio de la desolación de la calle poco transitada, se convirtió en un símbolo de esperanza para la comunidad. Sin embargo, el ratero, aparentemente harto de la falta de actividad en la zona, tomó medidas drásticas.
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Los testigos relatan que el individuo, arrancó el árbol de mango. El árbol de mango permanece como un recordatorio de que incluso en los lugares más inesperados, la naturaleza y los actos humanos pueden sorprendernos.
“Esta rata arrancó un árbol de mango que sembré porque la calle está desolada”, comentó el denunciante, quien no entendía el porque del robo.
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