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Tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, ocurrido el 1 de noviembre de 2025 durante el Festival de las Velas, la conmoción se extendió más allá de Michoacán. El ataque, perpetrado en plena celebración del Día de Muertos, dejó una herida profunda en la comunidad y en el país.

Desde Guanajuato, la gobernadora Libia Denisse García Muñoz Ledo expresó su solidaridad con el pueblo de Michoacán y condenó el crimen. En su mensaje, destacó la cercanía entre ambos estados y el impacto emocional que ha generado el asesinato. Señaló que no se puede ignorar el dolor que embarga a Uruapan y llamó a la unidad nacional para construir la paz desde cada rincón del país.

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Aldo Márquez Becerra, líder del PAN en Guanajuato, también se pronunció con firmeza. Calificó el asesinato como un acto cobarde y vil, y exigió al gobierno federal actuar con seriedad e inteligencia. En su mensaje, advirtió que no se puede permitir la tibieza ante la violencia que sacude a México, y que este crimen representa una fractura en la narrativa oficial sobre seguridad. Reiteró que la seguridad debe ser una prioridad absoluta, no un tema secundario ni mucho menos un carpetazo.

Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó el asesinato como cobarde y vil, y aseguró que no habrá impunidad. En sus declaraciones, rechazó la estrategia de guerra contra el narco como un modelo fallido del pasado, y defendió un enfoque basado en justicia e inteligencia. Afirmó que el alcalde contaba con protección federal y que se está trabajando en coordinación con las autoridades estatales para esclarecer el crimen.

En Michoacán, el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla fue abucheado durante el funeral del alcalde, en medio de reclamos ciudadanos por la inseguridad. El caso ha desatado protestas y exigencias de justicia en todo el país.

El asesinato de Carlos Manzo no solo representa una tragedia local, sino un símbolo del desafío que enfrenta México frente a la violencia política. Las voces desde Guanajuato reflejan un compromiso firme por la justicia, la seguridad y la dignidad de quienes sirven a sus comunidades. Que este crimen no se convierta en una estadística más. Que sea el punto de inflexión para exigir resultados, no discursos.

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